11 de enero de 2012

Soledad Feliz.

Comer esa última porción de pizza y no tener que compartirla con nadie.
Decidir sin tener que llamar a elecciones, qué película ver hoy.
Acostarte a las cuatro, cinco, seis o siete de la mañana, sin que nadie se queje de que le molesta la luz, o de que no hagas ruido.
Darte cuenta de que no te equivocaste.
Llorar todo lo que se te canta.
No dar explicaciones.
Hablar, estar, encontrarte, con toda persona que te resulta interesante, sin culpa.
Salir con amigos, sin tener que chequear el celular.
Hacer lo que se te ocurra, viajar cuando, donde y con quien quieras.
Estar tan tranquilo los domingos, que no te sacás el pijama hasta las nueve de la noche, si es que hay planes. Sino, sigue puesto de corrido hasta el lunes.

Poder ser patética y armar películas imaginarias con un hombre sin rostro.
No tener límites.
No sufrir por amor.
Emborracharte hasta tener más alcohol que sangre en las venas.
Fumar y que te pegue tan feo que tenés que quedarte a dormir de una amiga, porque ni para decirle la dirección al remisero servís.
Tocarte sin pensar en nadie en especial. O en todos. (ay, qué horror, no?)
No andar insegura por la vida.
No rogar que no entre al blog.
Eliminar cualquier señal de amor o atracción antes de concretar cualquier cosa "por si las moscas".
Hablar sola.
No preocuparme por mis piernas maradonianas.
Volver a ver los seis episodios de Star Wars. Y la trilogía de Volver al Futuro y del Señor de los Anillos.
Leer y darte cuenta de que tenés tiempo para hacerlo.
No hacer proyectos ni promesas incumplibles.
Mirar con ganas y decir con más ganas: " a este le entro, o viceversa. Bueno, eso".
Tener toda la cama para vos.
Nadie te quiere cambiar.
Nadie hace planes por vos.
Nadie te pregunta si tenés onda con fulano, dos veces. Y después si te gusta mengano.
Nadie se queja de lo fuerte que respirás cuando te estás durmiendo.
Nadie ronca. Dormís en paz.
Nadie te rompe las pelotas.

Poder tener todos los horarios liberados.
Poder decir siempre que sí.
Poder ser lesbiana, aunque sea por un rato.
Poder escribir sin filtro en el blog.

Al fin y al cabo, no sentirte sola nunca.

Bancarte la recaída en la rehabilitación.
Estar tranquila.
Ser feliz.
Eso.

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